Mis manos están sudorosas tras el flashback, de esa primera noche que precedió a muchas otras.
Esas imágenes se habían bloqueado, se habían eliminado de mi cabeza. Pero entonces ¿por qué? ¿Por qué ahora? Recojo mis cosas, pues la clase ya ha acabado e intento no pensar más en eso, ya que no podré evitar las lágrimas.
Justo al salir, me choco con Tania y su grupo de rubias oxigenadas a las que llama amigas. La abeja reina se gira indignada y dibuja una sonrisa de asco y desprecio al reconocerme. Me agacho un segundo a coger mi libro de Audiología y me propongo ignorarla cuando me tapa el camino. Yo soy alta, pero ella me saca un par de dedos. Aunque eso no me acobarda.
- Vaya, vaya.- rie la rubia. Yo la miro fijamente, lo cierto es que no tengo ganas para que me monte un escena a lo High school musical.
- Déjame pasar.- advierto.