Capítulo 6

  • ¿Mmmh?.- digo tumbádome de nuevo en la cama y cerrando los ojos. Voy a matar a quien me haya llamado.
  • Elena.- dice una voz masculina, abro los ojos ligeramente.- em... soy... soy Óscar.- dice, está nervioso, se le nota. Me preocupo de inmediato, se supone que está con Corina. Miro la pantalla del móvil, llama desde su móvil. Me incorporo de inmediato.
  • ¿Qué le ha pasado?.- digo en un suspiro con el corazón encogido, no hay otra razón. Él suspira apesadumbrado. No sabe como empezar, eso es malo. Me empiezo a levantar de la cama.
  • Elena, por favor, ponte tranquila. Estamos en el hospital, ella está con los médicos. ¿Puedes... puedes simplemente... venir?.- dice él en un suspiro. Contengo la respiración, llorar no servirá de nada. Quiero verla, necesito verla. Ni siquiera sé qué le ha pasado y Óscar es un inutil. Necesito ir y que me lo digan por ellos mismos.
  • No tengo coche.- digo para mi misma.- cogeré un taxi.
  • Te va a costar un ojo de la cara.- dice.- estamos a las afueras. Maldita sea ¿Qué hacen en las afueras, me acabo de dar cuenta de que estoy temblando.- Le voy a decir a Alex que te traiga.
  • ¿Alex?
  • Si, él lo hará.- dice seguro. No es momento de ponerse quisquillosa.
  • Está bien, que se de prisa por favor.- digo colgando.

Me pongo unas Victoria sin calcetines ni nada. Ni siquiera me molesto en cambiarme, ni siquiera estoy pensando. Ni siquiera sé donde me va a recoger. Bajo por las lasesca intentando no pensar en lo peor. Óscar no me ha dicho nada, por qué están allí, qué ha pasado o qué le ha dicho el médico. Empiezo a andar de un lado a otro por el parking mirando el suelo mientras me muerdo las pieles de al lado de las uñas. No puedo controlar mis pulsaciones. Unos faros aparecen en la lejanía, sé que es él. En ese momento pienso en que esperaba que levara la moto. Me quedo parada esperando a que se ponga delante de mi. Miro dentro para asegurarme de que es él. Tiene solo media sonrisa en la cara, y no es la arrogante. Sabe que algo está mal. Su cara se crispa un poco al ver la mia. No sé que cara debo tener, de preocupación seguramente.
Me meto sin vacilar en el coche.

  • Hola.- digo en un susurro, dudo que me salga la voz.
  • ¿Estás bien?.- pide él dulcemente.
  • Solo... solo arranca por favor.- pido intentando que no se me queibre la voz. Me pongo el cinturón mientras el hace lo que le he pedido sin decir palabra. Miro por la ventana rezando a quien sea que esté bien, que no esté muerta. Ver su sonrisa cuando llegue, verla y que me hable. Solo pido eso.

Conducimos en silencio por lo menos diez minutos, miro el reloj del salpicadero. Son casi las tres de la madrugada. Suspiro y cierro los ojos con fuerza. No quiero llorar pero mi cerebro no deja de ponerse en lo peor.

  • ¿S-sabes qué ha pasado?.- pregunto porque necesito hablar en voz alta. Me fijo que tiene un poco de carmín en el cuello y restos en la mejilla.
  • Óscar me ha llamado para decirme que tu amiga estaba en el hospital y que necesitaba que te llevase.- dice y no me mira.
  • No tengo coche.- explico de repente enfadada con él, pero hago que no se me note.- sino habría ido sola.
  • No me importa hacerlo.- dice el mirándome de repente.
  • Siento que hayas sido interrumpido por mi culpa de todas maneras.- digo, él me mira extrañado y me señalo el cuello advirtiéndole que tiene carmín. Él coge con fuerza el volante con las dos manos, se le marcan los nudillos. De repente sonríe torcidamente ligeramente.
  • Lo hago por Óscar, no por ti. Así que es culpa suya no tuya de todos modos.- dice haciendo que le odie en ese preciso momento. - él puede interrumpirme las veces que quiera.- me asegura.

Me callo y evito las palabras feas que van a salir de mi boca. Quiero contestarle, quiero decirle de todo. Pero no es lo que se espera. Me da igual con quién haya estado, y estos celos que siento ahora mismo son ridículos. Tiene el pelo alborotado ligeramente, y me fijo que lleva el pijama de pantalón largo y rayas azules, y una camiseta azul marino a juego. Así que seguramente nadie le ha interrumpido. Seguramente había estado durmiendo y ya hacia horas que había despachado a la chica de esa noche, a la de turno. Cierro los puños fuertemente a mis costados y el lo ve de reojo. Respiro hondo un par de veces. Ahora no puedo dejar que el me absorba, no puedo. Me imagino por un momento en sus brazos, o tocándome, solo rozándome y mi piel se pone de gallina. Me abrazo a mi misma. Me acabo de dar cuenta de que yo también llevo el pijama. Pero el mio es de manga corta y pantalón corto. Tengo el pelo húmedo aún. Él busca con el brazo por atrás sin dejar de mirar la carretera y me pasa una sudadera gris.

  • Póntela.- dice sin apartar la vista de la carretera ya que conduce con una mano.
  • No tengo...- empiezo a mentir.
  • Hazlo.- dice él mirándome duramente. Me suelto el cinturón, me la paso rápidamente y me lo vuelvo a poner. Huele a él, huele increíblemente bien a él. Me mareo ligeramente, y me subo las mangas que tapan mis manos, inútilmente, pues vuelven a bajar.- Ya llegamos.- dice él y yo miro por la ventana sin poder evitarlo buscando el hospital. Me vuelven a escocer los ojos.
  • Date prisa.- digo sin mirarle mientras el busca sitio para aparcar entrando en el parking.
  • Elena.- me llama él, no le miro.- ¿Puedes prometerme algo?.- dice girando para entrar en el parking subterráneo.
  • Que.- digo vacilante mirándole.
  • ¿Puedes intentar no ponerte histérica? Sé que estas preocupada, pero no salgas corriendo, me costará encontrarte y tengo que mantenerte a salvo.- dice mirándome mientras conduce.
  • ¿También lo haces por Óscar?.- espeto y el agarra fuertemente el volante.
  • No.- dice secamente sin mirarme.- ¿Puedes prometerlo simplemente?.- pide él bajando la cuesta.
  • No saldré corriendo.- digo, es lo mas cerca de una promesa- pero tu no tienes mi confianza para ganarte una promesa mía. Lo hago porque quiero ver a Corina.- digo sin mirarle, noto que el me mira pero evito devolverle la mirada.

Una vez que aparca yo ya tengo quitado el cinturón, salgo del coche y oigo como suspira mientras me sigue, no estoy corriendo. Ando rápido. Me paro para buscar con la mirada la salida que lleva al hospital y me dirijo a ella cuando la encuentro. Noto que Alex me sigue, es imposible no notarlo.
Pulso repetidas veces el botón de llamada al ascensor, una mano me retira el brazo suavemente. No puedo evitar la corriente que recorre mi cuerpo con ese simple contacto, levanto la vista y le miro.

  • No por darle más irá más rápido.- dice medio divertido. Resoplo moviendo la pierna mientras el ascensor baja.
Nos metemos dentro y busco rápidamente con la mirada el botón que indica urgencias. Lo aprieto varias veces a pesar de la mirada de Alex. Suspiro mientras el ascensor sube, intento no pensar que estoy encerrada en un espacio reducido con Alex. También intento no pensar en todas las cosas que me gustaría que pasaran allí. Me alejo de él instintivamente y él lo nota. Nunca he pensado así, y menos en una situación tan grave como esa.

Se abren las puertas y salgo disparada hacia fuera, miro a los dos lados pensando que dirección tomar, Alex tira de mi mano hacia el de la izquierda.

  • Ya he estado aquí.- dice él aún arrastrándome. Me dejo llevar mientras casi corremos por el largo y ancho pasillo. Hay personas por fuera. Enfermeras, enfermos, médicos. Para ser de madrugada hay bastante tráfico.

Seguimos caminando hasta que veo una cabeza gacha rubia en el suelo. Óscar está sentado con las piernas encogidas y la cabeza entre ellas. Levanta la vista hacia nosotros. Primero me mira a mi, sus ojos están negros de preocupación, no hay ni una pizca de azul. Mis piernas fallan por un momento y Alex me sujeta de la cintura. No sonríe en absoluto. Me sujeto a él intentando que nuestros cuerpos se toquen lo menos posible, pero necesito su apoyo o me caeré. Óscar se levanta lentamente, parece que ha envejecido diez años y que no ha dormido en veinte.

  • Dónde está.- pido en un susurro.
  • No me la dejan ver aún. No me dicen nada.- dice él con un hilo de voz. Su falsa preocupación me enerva. Seguramente sea lo que se lo que le haya pasado a Corina no le importa. La conoce desde hace un poco mas de unas semanas. Ahora se preocupa, dentro de un mes ni se acordará. La rabia me hierve por dentro. Me libero de Alex y me dirijo hacia él,  y, con las manos en su pecho le empujo hasta la pared. Aunque es más alto que yo y más fuerte le muevo con facilidad. Se topa contra la pared sin inmutarse.
  • ¿Qué ha pasado?.- articulo lentamente. Él titubea.- ¿Qué ha pasado?.- digo con voz más aguda y desesperada. Noto a Alex detrás de mi.
  • Yo... n-nosotros estábamos en el coche yendo a casa y...- dice parándose cierra los ojos con fuerza, en ese momento creo que se va a poner a llorar.
  • Sigue.- chillo, noto que Alex me coge de la cintura y me aparta, pataleo mientras me levanta.- MALDITASEA ÓSCAR.- Chillo mientras pataleo en el abrazo de Alex que me retiene en el aire, Óscar me mira atormentado.- TE JURO QUE COMO LE HAYA PASADO ALGO...- soy incapaz de acabar la frase, se me quiebra la voz, dejo de patalear y caigo como un peso muerto abatida.

Alex me sigue sujetando desde atrás con sus fuertes brazos, he dejado de luchar, por lo que ahora soy un peso muerto. Él deja de alejarme pero no me suelta. Me lleva en brazos hasta unos sillones en la sala de espera. Me sienta en ellos y yo no me resisto, con la mirada perdida él se pone delante de mi. No lloro, sé que él está esperando que lo haga o que ya lo hubiera hecho. Pero no lloro. No lloro desde que tenía seis años. No lloro. Él busca mi mirada con la suya y no para hasta que le miro, una vez que lo hago no puedo apartarla. Está agachado frente a mi y ahora sostiene mi mano.

  • ¿Estás bien?.- dice dulcemente. Asiento.- Bien, quédate aquí por favor ¿puedes hacer eso?
  • Necesito...- digo en un susurro.
  • Lo sé.- dice acercando mi mano a su boca, mi corazón se desata.- Voy a hablar con la enfermera y luego con Óscar, le has dejado hecho una mierda.
  • Se lo merece.- digo recuperando la voz.
  • Como sea, quédate aquí, ahora vuelvo.- dice buscando en mis ojos la promesa de que me quedaré aquí, no se la doy, pero se va igualmente. He aprendido a no prometer nunca lo que no estoy segura que vaya a cumplir, y sé que eso en cualquier momento puedo incumplirlo.

Estoy sola en una habitación llena de sillas, algunas enfermeras y pacientes me miran desde fuera, seguramente han visto mi espectáculo. Pasan mas de diez minutos, me quedo mirando las enfermeras ir y venir, el reloj haciendo tic tac y pasa lento, muy lento. Quiero quitarme el nudo de mi estómago ya mismo. Alex aparece por la puerta y son incapaz de evitar sentirme un poco aliviada, tampoco intento ocultarlo. Se sienta a mi lado.

  • Te has quedado.- dice él mas para él que para mi.
  • ¿Y Óscar?.- digo mirando por la puerta.
  • Le he dicho que es mejor que se quede fuera por ahora.
  • Si. Mejor.- aseguro.
  • Sé que crees que Óscar solo siente culpabilidad. Pero Corina le importaba de verdad. Nunca le he visto preocuparse tanto por alguien, ella le importa de verdad.- me asegura y yo me enfado por que defienda a su amigo.
  • Me da igual lo mucho que le importe.- aseguro, pero es mentira, prefiero que le importe a que se olvide de ella, pero es difícil creerlo.- Como le haya pasado algo...
  • Estará bien.- me asegura él.- Pero como sea, Óscar estará siempre mal por lo que haya pasado esta noche.- dice y yo trago saliva sintiendo que hablamos de ella como si hubiera muerto.
  • ¿Por qué le defiendes?.- digo mirándole, él me sonríe.
  • Porque es mi mejor amigo.- dice recalcando las ultimas dos palabras. Se pone serio.- y porque no sé que habrás oído de mi, pero Óscar no es como yo. Él es buena persona, la mejor persona que he conocido en mi vida. Y se preocupa por los demás, sobretodo por los que le importan.
  • ¿Tú no?.- digo alzando una ceja.
  • También, pero sé que habrás oído cosas que te harán difícil creer eso de mi.
  • ¿Por qué defiendes su honor y no el tuyo si no eres como creen o como dicen?
  • Porque han dicho tantas cosas de mi que la gente nunca las creería, además me da igual que piensen lo que quieran de mi. Pero no de Óscar, él es buena persona, no se merece que hablen mal de él.
  • ¿Y tú si? ¿Tú si lo mereces?.- digo y él mira al infinito encogiéndose de hombros.
  • Supongo que si.- dice simplemente.

Hay un silencio en el que los dos pensamos.

  • Pues yo no creo que lo merezcas. Has venido hasta aquí para que pueda ver a Corina, y aunque lo hayas hecho por Óscar, eso ya dice de ti. Eres buena persona, podrías haber enviado a Óscar a la mierda y hacer que viniera en taxi. Pero lo has hecho.- él se levanta.
  • No pongas ese ejemplo para demostrarme que soy buena persona, porque precisamente no es el mejor.- dice duramente apoyándose de espaldas a mi en el marco de la puerta. Me sorprende su cambio de humor, pero simplemente suspiro y me tiro hacia atrás en el asiento.

Después de otros diez minutos, ni Alex ni yo nos hemos movido. Ya estoy harta. Me levanto y paso por al lado de Alex. A mi derecha Óscar sigue sentado en el suelo en la misma posición que cuando llegué, ni siquiera me oye llegar. Pasa una enfermera caminando por mi lado, es mi oportunidad.

  • Perdone.- digo parándola con el brazo, sé que no es lo correcto, pero no pienso en eso ahora. Es joven, no mas de cinco años que yo. Lleva el pelo marrón recogido. Me mira con una sonrisa y disimuladamente me mira de arriba abajo viendo que llevo pijama.
  • ¿Si?.- dice sin quitar las sonrisa.
  • Llevamos un rato esperando.- digo impaciente.- ¿Sabe donde está, cómo se encuentra, qué le pasa o lo que sea a Corina Ruiz?- ella parpadea por mis múltiples preguntas. Titubea y mira por detrás de mi a seguramente Alex.
  • Iré a preguntar.- dice cauta mirándome. Suspiro.
  • Gracias.- digo soltándola para que se mueva.
  • No te podías estar quieta ¿verdad?.- dice Alex detrás de mi, noto su aliento en mi cuello, que me roza y me hace perder la cabeza.
  • He conseguido más que quedándome sentada a esperar.- digo girándome. Alex no aparta la vista de mis ojos. Oigo pasos a nuestra derecha, me giro de inmediato para ver a una mujer con una bata blanca, es rubia , no más de cuarenta años. Al lado está la enfermera de antes.
  • Hola.- dice ella, noto que Óscar se levanta y se pone a mi lado. El corazón me late deprisa esperando a que hable. Alex me coge la mano suavemente, cosa que agradezco, la aprieto impaciente, pero se que no le hago daño.- Soy la doctora Medina. La doctora de Corina.
  • Si, si.- digo impaciente.- ¿Que le pasa? ¿Está bien?.- digo notando que me voy a poner a llorar. Su cara no es muy prometedora que digamos. Sujeto con fuerza la mano de Alex y él me deja hacer.
  • Bueno, ha sufrido un fuerte golpe...

Dejo de oir, no oigo nada. Trato de escuchar pero mi cerebro se va lejos. La voz de la médico disminuye hasta que todo da vueltas a mi alrededor. Únicamente la mano de Alex me ata con la realidad. Oigo a Óscar contener el aliento, al oir la palabra coma. Se vuelve todo negro. Mi agarre disminuye, mi vista se nubla, y mis rodillas se aflojan.


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