Me
despierto...rara. No quiero ir a clase, como esos días cuando
eres pequeña y tu madre tiene que despertarte diez veces
porque te empeñas en fingir que te duele la barriga. Y al final después de llorar durante horas vas al colegio. Aprendí
a afrontar esos días sola. Lo único que tenía
que hacer era coger aire y levantarme. Sin contar hasta tres, sin
quedarme cindo minutos más en la cama. Solo levantarte.
Así
que hago eso, cojo aire y me levanto rápidamente. Sin llantos. Mi estómago
está cerrado por lo que no como nada, solo bebo agua. Ese
odiado primer trago de agua que te deja un sabor horrible en la boca. Me
visto y descarto la idea que está floreciendo en mi cabeza. No
voy a saltarme clases para ver a Corina. No lo voy a hacer. No,
aunque me muera de ganas de contarle miles de cosas, y esas miles de
cosas se traten de una sola persona. No voy a hacerlo. Me visto
rápidamente y me llevo una manzana por si luego tengo hambre.
Deseo no encontrarme a Tomás ni a nadie conocido, es un rollo
tener que aguantar los comentarios de la gente. Las miradas ya son
difíciles de llegar, pues ni os imagináis cómo
son cuando hablan. Ya lo sabe todo el mundo. Todo el mundo conoce a
Corina ya. Por supuesto todos me conocen a mi ya. Soy la amiga de
Corina. Ah, y también soy una guarra. Eso no me ha quedado aún
muy claro. Pero creo que sé por dónde van los tiros.
Lo oí la semana pasada en mi clase de cálculo, pero me
da igual. Tengo asuntos más importantes por los que pensar que
estar pendiente de un grupo de niñatas mal criadas y
superficiales que se dedican a expandir rumores porque no tienen
ninguna otra motivación en su vida. Agradezco no tener
demasiados amigos allí y poder estar sola sin complicaciones, solo
tengo que enfrentarme a Tomás a última hora. Pero para
eso aún queda.
Y
no queda tanto. Cuando el timbre antes de la clase de psicología
suena maldigo en silencio mientras recojo. He estado tan ocupada
poniéndome al día que apenas he pensado en Álex
o en Corina. No pienso en nada, de hecho. Camino como si fuera un
robot de clase en clase, consciente de las miradas de la gente.
presto atención, tomo apuntes y hablo con los profesores de
Corina para informarles de lo que ha pasado. Todos ya lo saben.
Tengo
una hora libre antes de entrar a psicología. Han dado un comunicado en el que decían que la profesora de Audiología no había venido, pero que podíamos quedarnos en clase y repasar. Pero no me apetece ir a clase si no es para dar clase normal y como no me apetece salir del campus, me voy al baño de
chicas.
Me
doy cuenta de que estoy mirando a la extraña que está
al otro lado del espejo cuando oigo que viene gente. Así que
como quiero evitar a la gente decido que puedo comer mi manzana en
esos baños asquerosos. Entro en uno y pongo el seguro. Me
siento en el váter tras bajar la tapa. Espero que no tarden
mucho. Quienquiera que sea. Hay más de dos y una de
ellas entra en el baño. Deduzco que hay más de dos,
porque las otras siguen hablando fuera, no porque tenga visión
rayos X ni nada por el estilo. No presto atención, estoy
leyendo la frase de “Johniy vamohs a estr juntos pa100pre crazón*”
cuando oigo el nombre de Corina.
- Óscar hace días que no viene a la universidad.- dice una de ellas.
- ¿No me harás creer que es porque está preocupado por esa puta no?.- dice la otra carcajeándose. Cierro los puños a mis costados.
- No lo sé.- dice la otra.
- Dicen que está en coma porque sufrió un aborto espontaneo.- dice la que está en la cabina de al lado mio chillando. Las otras rien y yo frunzo el ceño, hubiese soltado una carcajada condescendiente si no hubiese sabido de la gravedad de la situación. Muevo la cabeza, esa tía es retrasada ¿Quién mierdas se ha inventado semejante estupidez? Eso ni siquiera es posible.
- No me extrañaría, con lo puta que es, se lo merece.- dice la otra. Contengo la respiración, la otra tira de la cadena y se une a ellas en sus risas.
- No seas mala.- dice la otra riendo.
- No soy mala, Óscar es mío y punto. Si alguien lo toca el karma le castiga.- dice y oigo un choque de palmas. Salen del baño.
Estoy
segura de que la habitación está dando vueltas. Quiero
ir y partirle la cara a esa desgraciada. No sé ni quién
es. Respiro hondo. Ha llamado puta a mi mejor amiga, a la que me ha
defendido siempre, a la que ahora está en un coma y no puede
defenderse sola. Entonces esa ira sale de mi, sale mi ira. Esa que
hace tiempo que no salía. No me da tiempo ni a sorprenderme.
Salgo
disparada del baño y miro a los dos lados del pasillo. No las
veo, son tres y me imagino sus caras perfectamente. Me dirijo al
exterior empujando las puertas con toda mi fuerza. No me doy cuenta
que Tomás está sonriéndome y le aparto
bruscamente. Lo siento Tomás, pienso en mi cabeza. Están
de espaldas a mi, riendo. La de en medio es una chica rubia con el
pelo ondulado, no hace falta verle la cara, con verle su perfecto
culo ya sé que va a ser preciosa.
- Eh tu.- digo chillando con todas mis fuerzas, están lejos de mi. Las tres se giran y la rubia me mira asombrada.
- ¿Yo?.- dice con inocencia y las otras ríen. Si, es guapísima, pero va muy maquillada.
- Si, tu, pedazo de puta. ¿Quién te crees para hablar así de mi mejor amiga?.- digo acercándome a ellos hasta quedarme a un metro de ella. Algunas personas nos están mirando. Tomás estaba detrás de mi y no sé si ha huido o sigue allí.
- Oh, ¿Has estado escuchando?- dice y mira a sus amigas.- ¿No te han dicho que escuchar conversaciones ajenas es de asociales?
- Es imposible no oir tu voz pedante.- reconozco a una de ellas de mi clase de psicología avanzada.
- ¿Perdona?.- dice dando un paso hacia mi y alzando una ceja perfectamente depilada.
- Quiero que retires ahora mismo las palabras hacia Corina.- digo lentamente.- Ahora.- soy consciente de que la gente nos mira.
- ¿Y si no?.- dice con una sonrisa perfecta.
- Retíralo. - digo lentamente. Su cara se ilumina de comprensión.
- ¿Tu eres Elena? ¿La que se tira al amigo de Óscar? Espero que lo hayas disfrutado, porque Alex es polvo de usar y tirar. No repite.- Oírla hablar de Alex me pone más furiosa. Por motivos muy diferentes a los de Corina.
- Y eso lo sabes porque...- digo alzando una ceja imitando su sonrisa. Su sonrisa se desvanece por un instante.
- Tendría que haberlo supuesto, las dos sois iguales de putas.- dice dándose la vuelta. Tengo ganas de arrancarle las pestañas postizas de una en una.- Me extraña que no estés en coma también.- murmura dándose la vuelta.
Entonces
no puedo frenarme, agarro su pelo hasta que la tengo debajo de mi y
empiezo a pegar puñetazos, ni siquiera le he dado dos
puñetazos flojitos y ya hay alguien que me aparta. Ella chilla como si la estuviese apuñalando. Espero que
no sea Tomás porque si es así voy a tener unas serias
palabras con él. Lucho para quedarme un rato más quiero
destrozarle su bonita cara de muñeca, pero los brazos que me
sujetan son fuertes. Me resisto mientras veo que la barbie se aparta mirándome aterrada, sonrío, y de repente sé quien es que me
sujeta. Le puedo sentir. No es Tomás.
- Elena, para.- dice suavemente en mi oído y yo paro de luchar, me tiene firmemente cogida por debajo del pecho en el aire. Me olvido de respirar.
- Alex.- dice la rubia en un suspiro ahogado.- menos mal que has quitado a esta psicópata de encima mio. Está loca, ella...
- Cállate Tania.- ruge Alex.
Me
deja en el suelo y tira de mi brazo, la rubia, Tania, se queda allí en el suelo estupefacta y sus amigas se apresuran a levantarla. La
gente se aparta mientras Alex se abre paso cogido de mi mano y me
lleva lejos.
- Estoy bien.- digo cansínamente, pero no se para.- Alex, que estoy bien.- digo alzando la voz y sacudiéndome, me suelto de su agarre.- No voy ir detrás de esa rubia.
- ¿Y?.- dice mirándome intensamente.- Yo solo quiero sacarte de aquí, no te pararía si intentaras darle lo suyo a esa.- dice con media sonrisa. - Pero creo que necesitas pensar.- Le miro extrañada y dejo que vuelva a tirar de mi.
Pensaba
que quería proteger a la rubia de bote. Llegamos hasta la
parte de atrás del edificio. Hay árboles a escasos
metros de nosotros. No había ido allí aún, parece una zona tranquila.
Seguramente vendré más a menudo.
- ¿Estás bien?.- dice él al fin, soltándome.
- ¿Te refieres a si estoy calmada?
- A si estás bien emocionalmente, afectada, ofendida...- Lo pienso un rato.
- Estoy bien.- digo al fin, el me sonríe. Me siento en el suelo y el a mi lado.
- ¿Qué ha pasado?.- pide cuando ve que estoy mejor.
- ¿Qué? ¿No lo has oído?.- había pensado que por la bronca el había deducido que yo tenía razón.
- No, estaba viniendo al campus y te he visto sobre la chica, supuse que tenias un buen motivo para hacerlo.- dice él.- pero no podía dejar que la desfigurases, es de lo único que vive, de su preciosa cara.- algo se encoge dentro de mi, preciosa, había dicho preciosa. Seguramente se había acostado con ella.- Además no parecías tú, sabía que te hubiera hecho lo que te hubiera hecho te arrepentirías.- Dice él y suspira.
- Insultó a Corina.- digo sintiendo la rabia de nuevo.- La llamó puta.- digo en un susurro.
- ¿Por?.- dice él enfadado.- ¿Sin más?
- Por Óscar.- digo en voz baja, se lo que va a pensar.
- Por mi culpa.- dice él sentenciándose.
- ¿Por qué deduces que es tu culpa?.- digo enfadada porque se haya puesto triste.
- Óscar es mi amigo, tengo mala fama, él la tiene. Corina se relacionaba con Oscar, que tiene mala fama porque yo la tengo, así que pasó a tener mala fama ella también.- dice razonadamente, no sé que decir, sé que tiene razón.- ¿Qué te ha dicho a ti?
- Nada.- digo inmediatamente. El coge suavemente mi barbilla y la gira obligándome a mirarle.
- Mientes.- dice sonriéndome tiérnamente.
- No ha dicho nada.- digo levantándome y limpiando mi trasero de la grava, el se levanta y se pone a mi altura.
- Dímelo. - dice dulcemente.- sé que ha dicho algo, no hace falta ser un genio para meterte en esa cadena.
- Me llamó puta también.- murmuro sin querer mirarle.
- ¿Algo más?.- pide buscando mi mirada.
- Me pregunto si me había acostado contigo ya, y que esperaba que lo hubiera disfrutado porque tu no repites con nadie.- digo haciendo una mueca, la rabia brilla en sus ojos, pero se ríe entre dientes.
- ¿Qué mas?.- pide. ¿Cómo lo sabe? ¿Cómo sabe que no se lo he contado todo?
- No.- digo negando, incapaz de repetir las palabras.
- Elena.- suplica, miro sus ojos.
- Que le extraña que no esté en coma yo también siendo tan puta como....- contengo el aliento, no quiero seguir. Sus puños se cierran automáticamente en sus costados. Tensa la mandíbula y mira al infinito con los ojos llenos de rabia, nunca le había visto así. Retrocedo un poco.
El
empieza a andar de nuevo hacia el campus.
- Alex.- chillo detrás de él pero no se para. Le sigo corriendo, pero va más rápido que yo.- Alex para.- pido poniéndome delante de él y caminando como puedo hacia atrás. Me tropiezo sobre mis propios pies mientras intento que me mire, camina muy rápido.
Está
llegando a donde están las otras, ni siquiera se han movido y ya
tienen la atención de docenas de personas. Tania sonríe como
si de una actriz se tratara. Se toca la frente. No recuerdo
haberle pegado allí. Abren paso a Alex y Tania le sonríe, hasta que
ve su cara y luego a mi, que sigo intentando que me escuche.
- Repite las palabras que has dicho.- dice lentamente.
- ¿Que? Alex ¿de qué estás hablando?- dice soltando una risa nerviosa.
- A Elena. Repítemelas.- le reta.
- Vamos Alex.- digo rodeando su brazo con mis manos.- No vale la pena.- digo tirando de él.
- Alex, esto es ridículo. Ella ha sido la que me ha agredido.- dice Tania.
- Te lo diré solo una vez, como vuelvas a siquiera dirigir la palabra a Elena...
- ¿Qué?.- dice una voz masculina, Alex se gira hacia él, yo sigo agarrando su brazo. Un chico rubio típico de película americana está plantado allí. Es guapo, pero no está ni la mitad de fuerte que Alex.
- Dile a tu hermana que se controle David. O te juro que yo no lo haré.- dice.
- ¿Pegarás a una chica?.- dice David alzando una ceja. Alex se tensa.
- Por supuesto que no.- dice lentamente.- A su hermano sí. Quedas avisada.- le dice a Tania , deja que tire de su brazo y nos damos la vuelta.
- Alex, hemos sido amigos durante años. ¿A qué viene esto? ¿Todo por defender a una de tus putas?.- dice él y noto como Alex se para en seco.
- Alex no.- suplico en un susurro.
- No vuelvas a llamarla así.- dice Alex, o más bien lo chilla, da miedo. De pronto muy cerca de David. Éste le sostiene la mirada, pero sé inmediatamente que sabe que no tiene nada que hacer en cuanto Alex levante la mano.
Decido
intervenir, cojo con fuerza la mano de Alex y tiro, obligo que me
mire a los ojos.
- Vámonos por favor.- le suplico.- necesito salir de aquí. No vale la pena. No valen la pena.- se me queda un rato mirando hasta que la cordura vuelve a sus ojos. Relaja los músculos de la espalda y suspira ligeramente. Deja que le saque de allí sin rechistar.
- Pensaba que moriría antes de ver a una tía dominar a Alex Saenz.- dice un tío riendo, temo que Alex se ponga hecho una furia de nuevo, pero la paz sigue allí.
Recuerdo
que a él no le afecta lo que digan de él, solo de la
gente que le...¿importa? ¿Yo le importo? Le saco de
allí y vamos hasta mi residencia, ni siquiera me doy cuenta de que me estoy
dirigiendo allí. Aminoro el paso cuando me estoy dando cuenta de que
estoy a punto de meter a Alex en mi habitación. Otra vez. Él lo nota y
tira de mi brazo hasta que quedo enfrente suyo. Mira directamente a
mis ojos y yo me pierdo en los suyos, alza lentamente la mano y
retira suavemente un mechón de mi pelo poniéndomelo detrás de
la oreja. Respiro pesadamente, ya siento corrientes eléctricas
por todo el cuerpo de nuevo. Sé que con esto me esta
intentando impedir que le lleve a mi habitación, sé que
lo hace para hacer más facil mi decisión y que no tenga
que lidiar con mis dudas, pero cojo la mano que tiene aun en mi cara y
me vuelvo a dar la vuelta caminando hacia las escaleras. Me ayuda a
subir dándome impulso, me apoyo en el para subir. Lo sé hacer
de sobra yo sola, pero agradezco su ayuda, no sé si seré capaz
de sostenerme.
Entro
primero en mi habitación y él me sigue, aún no hemos
dicho nada. Noto que coge mi mano por detrás de mi y se sienta
en la cama haciendo que yo haga lo mismo, muy cerca de él.
Demasiado. Recuerdo la reflexión que había hecho el día
anterior. No podía dejar que mis hormonas me controlasen de esa manera.
Pero él era tan bueno conmigo que era difícil creer que
simplemente me sentía atraída por él.
- Siento lo de antes.- dice él. Vuelvo a la realidad.
- ¿Qué?.- digo mirándole.- no. Me estabas defendiendo, no te disculpes por eso.- digo bajando la voz. Él suspira y pone su cabeza apoyada en sus manos, se agarra el pelo y respira profundamente.
- Joder Elena.- dice él levantándose y pasándose las manos por el pelo varias veces, camina de un lado a otro, yo le observo desde la cama. - Sabía que esto pasaría, debí de haberlo parado cuando estaba a tiempo.- dice mirándome atormentado.
- ¿Qué? ¿Qué sabias que iba a pasar?.- digo y el titubea mirándome a los ojos.
- Sabía... sabía que si te relacionaban conmigo, si pasábamos tiempo juntos...- dice bajando la voz.- Sabía que te meterían en toda mi mierda.- trago saliva, a mi me da igual eso mientras implique pasar tiempo juntos.
- A mi me da igual lo que digan de mi.- digo encogiéndome de hombros, él hace una cosa que no me espero, se agacha frente a mi.
- Pero a mi si, ¿no te das cuenta?.- dice él mirándome a los ojos, desesperado porque lo entienda.- No soporto oír que digan esas cosas de ti. Solo porque te hayan relacionado conmigo. No puedo soportar saber lo que piensan de ti, las etiquetas que te han puesto ya.- dice negando.- Todo esto es culpa mía.
- No me importan los comentarios. Somos amigos.- digo haciendo una mueca.- si la gente no entiende eso es su problema.
- Te juro que si vuelvo a oírlo... me voy a volver loco.- dice él agachando la cabeza.
- Alex, ellos me han etiquetado así por la manera en la que tratas a las chicas.
- Lo sé.- dice él.
- Pero a mi no me tratas de esa manera.- digo y él me mira.
- No.- dice él cogiendo mis manos.- ya te dije que no.
- Con eso me basta, y me da igual lo que los demás digan o piensen.- él me mira y un poco de alivio cruza sus ojos.
Oh,
no, estoy pasando esa barrera otra vez. No sé cuánto tiempo
podré resistirme más. Bajo de la cama, y aunque no hay
mucho hueco entre él y la cama, consigo sentarme de espaldas a ella.
Estamos muy cerca el uno del otro, frente a frente. Él me sonríe
ligeramente.
- ¿De qué conoces a Tania y a su hermano?.- digo mirando nuestras manos.
- Su hermano era muy amigo nuestro. Tania siempre viene a las fiestas, de Óscar, nosotros a las suyas.- dice encogiéndose de hombros sin darle importancia. Asiento sin saber que decir. Me gustaría aclarar la duda de si se ha acostado con ella pero me muerdo la lengua. Siento una fuerte opresión en el pecho por estar tan cerca de él.- estas nerviosa.- observa él con una sonrisa acercándose más si eso es posible.
- ¿Tu crees?.- digo alzando las cejas.
- Si.- dice acariciando mi mejilla.- ¿Cual es tu color favorito?.- pide él dulcemente.
- Marrón. Marrón verdoso. El color del otoño.- digo inmediatamente. En realidad es el color de sus ojos, pero no quiero que lo sepa. El sonríe.- ¿Por qué?
- Son cosas que tu sabes de mi y yo de ti no.- dice.
- No puedo hablar contigo si estás tan cerca.- digo con dificultad, está cerca, muy cerca, demasiado cerca de mi. El mira mis labios y pienso que los besará, aunque simplemente me toque como la noche anterior ya me doy por satisfecha, entrecierro los ojos.
- ¿Por qué no?.- pide y su aliento roza mi boca. Joder, me estoy volviendo loca y estoy volviendo a perder el control.
- Porque no puedo pensar.- musito, su sonrisa se desvanece e inspira con fuerza.
- No sé que me está pasando.- susurra él, está a escasos centímetros de mi cara, solo un movimiento y estaré tocando sus perfectos labios. Solo tengo que moverme un poco.
- Alex.- digo yo como puedo.
- ¿Si?.- murmura mirando mis labios.
- Lo de ayer noche...
El
timbre de mi teléfono me sobresalta, Alex se aparta
ligeramente de mi, sigue cerca mío, pero no como antes, lo que me
molesta enormemente. Levanto mis caderas para sacar el móvil
de mi bolsillo.
- ¿Si?.- digo sin aliento. Alex me mira fijamente ligeramente divertido.
- Elena.- dice Óscar, me sorprendo ligeramente.- Hola.- dice recordando que se ha olvidado.- ¿Estás con Alex?.- pide él.
- Si, está aquí.- Alex me mira más intensamente cuando sabe que hablo de él, frunce el ceño. ¿Por qué intuye que estaremos juntos? Ni siquiera estaba planeado que nos viésemos.
- ¿Puedes pasármelo?
- Si.- le tiendo el teléfono.
- ¿Óscar?.- dice Alex tirándose hacia atrás, se apoya sobre una mano. Su camiseta se arruga ligeramente marcando sus ya marcados abdominales. Trago saliva y desvío la mirada.- Si, en casa. Está bien.- dice mirando su reloj, -te recogeré en una hora.- silencio.- Si, Elena irá por la tarde. Está bien, adiós- dice colgando. Me tiende el teléfono y me mira, ahora más lejos.- Quiere que le recoja para ir a comer. Quiere volver por la tarde.
- Estaré yo.- digo.
- Lo sé.- dice mirándome fijamente. Hay un silencio en el que nos estamos mirando.- ¿Qué decías?
- ¿Qué?- pido sin saber de qué habla.
- Antes, decías algo de ayer noche.- dice y yo me sonrojo porque por un momento puedo oir y ver sus pensamientos.
- Ah, es solo que...- empiezo.- Quiero decir, lo de ayer, no puede volver a pasar.- digo yo pero no puedo mirarle. Él no dice nada así que le miro, me examina atentamente.
- No puede volver a pasar.- repite él mirándome.
- No son cosas que hagan los amigos.- aclaro.
- Es cierto.- me concede.
Hay una larga pausa, sigue tan cerca de mi que no logro comprender cómo he sido capaz de decirle que solo quiero ser su amiga al Dios griego que tengo justo delante. Respirando el mismo aire.
- Mi hermano.- digo rompiendo el silencio.
- ¿Qué?.- pide desconcertado por un segundo.
- Por eso quiero estudiar logopedia, por él.- aclaro sabiendo que con eso me he abierto más de lo que debería a él. Él lo sabe y me sonríe tiernamente, sé que le gusta que se lo haya contado.
- Tengo dos hermanos.- dice.- Más pequeños.- matiza. Le sonrío complacida de que por fin estemos empezando a comunicarnos. Él mira las mayas que hay en una bolsa sobresaliendo de debajo de la cama y las coge.- ¿Bailas?.- pide él.
- Si, desde pequeña.- digo cogiendo las mayas que no he lavado desde la otra vez, así que seguramente estarán sucias.- me relaja.- digo simplemente.
- Quiero verte.- dice él sonriendo.
- ¿Qué?- digo de inmediato.
- Quiero verte bailar.- pide.
- No.- digo rotundamente.
- ¿Por qué no?
- Es imposible que me veas bailar.- digo negando.
- ¿Que problema hay? ¿Son bailes raros sobre sacrificios?
- Es ballet.- digo riendo.
- ¿Entonces?
- No hay manera humanamente posible para que me veas bailar. Al menos siendo yo consciente de que me estás viendo.
- Pero eres bailarina, seguramente habrá más gente que te ha visto.
- Si.- digo, no quiero admitir que que me vea él bailar me causa una vergüenza profunda.- pero no tu.
- Vamos.- me pide acercándose de nuevo, sabe que así me anulará.- me has dejado intrigado.
- Toco el piano.- digo rápidamente. Él alza una ceja.- puedo enseñártelo.- eso si que podía hacerlo.
- Tendré que conformarme.- dice rodando los ojos pero dedicándome una sonrisa junto con sus dos hoyuelos, de infarto.
Tiro
de su mano y salimos, esta vez por la puerta, al pasillo. Hay algunas
chicas charlando, nos miran mal cuando ven a Alex allí, otras le miran de una manera que no se debe mirar públicamente.
Siempre puedo decir que es mi hermano. Está prohibido traer
chicos, pero en ese momento no me importa demasiado.
Bajamos
por las escaleras y le llevo a donde sé que hay un piano, es
un pasillo sin iluminación a penas. Esa zona está
prácticamente abandonada, y nunca va nadie. Pero yo si, siempre me ha
pasado, que voy a contracorriente.
Reconozco
la puerta blanca de la pequeña habitación. Allí, hay
muebles recubiertos con sábanas blancas, parece que todo está
nevado por las sábanas que lo recubren. Me dirijo hacia el que
sé que es el piano y lo descubro, una ligera película
de polvo se dispersa por la habitación. Miro a Alex que me
mira sonriendo. Saco el taburete, es individual, no como esas
banquetas de los conservatorios, preparadas para dos personas.
Miro el taburete y él impide que me siente. Se sienta y tira de mi mano atrayéndome para que me siente en su regazo. Apoyo la espalda contra su
pecho, eso se siente tan bien...
Amigos, amigos, amigos.- repito en mi cabeza y él me rodea con sus brazos, dejando las manos muertas sobre mi regazo.
Amigos, amigos, amigos.- repito en mi cabeza y él me rodea con sus brazos, dejando las manos muertas sobre mi regazo.
Tiemblo
de la emoción, ahora dudo que vaya a ser capaz de tocar con él
tocándome a mi. Recojo mi pelo en una coleta alta, mala idea, ahora
le noto respirar contra mi cuello. Me aclaro la garganta y cierro los
ojos, así será más fácil.
Vale, vale, vale. Tengo que concentrarme parAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA DIOS MÍO, GE. Esto es demasiado. ¿Pretendes matarme?
ResponderEliminarMe encanta Elena, preocupándose por todo lo que digan de Corina. Y Alex...es adorable cómo se preocupa por Elena. Me has dejado con intriga por lo del piano, ¿qué pasará entre Alex y Elena? DIOSITO MÍO.
Bueno. Ge. Es impresionante, como siempre.
Espero ya el siguiente^^
Te amodoroooooo, Annie Everdeen<3
JAJAJAJAJA Noooo Ge, no quiero matarte para nadaa... Alex es amor, Elena me da envidia, creo que voy a acabar con ella BUAJAAJJAJAJA Es bromaaaaaaaaaaa. Pero me dan ganas. Se podría enamorar de mi ¿verdad? Todo es posible.
ResponderEliminarTe amodoro mucho Gee <3