Capítulo 16

Me despierto enredada entre las sábanas, no me cuesta recordar el día anterior. Tengo esa sensación de  anticipación e impaciencia en la barriga igual que en la mañana de navidad cuando eres pequeño. Pero cuando abro los ojos no veo lo que esperaba ver. No hay nadie en la cama conmigo, no puedo evitar sentirme decepcionada y caigo de nuevo contra el colchón. Esperaba encontrar a Alex allí. A Alex abrazándome. Que ingenua que soy, Dios mío. El sol se cuela por la ventana, no tengo ni idea de la hora que es, decido levantarme y me siento en el colchón, mirando el resto de la habitación, el sol calienta mi espalda y se siente agradable. ¿Qué pasaría ahora? ¿Me llamaría? ¿Volvería a besarme o simplemente había sido para él una noche para divertirse? Me estaba empezando angustiar, no me había prometido nada, no había exigido nada tampoco. Sabia que confiaba en el, pero no si podía hacerlo. De momento no me había fallado. Suspiro y justo me doy cuenta de que en la pared de enfrente de la cama, esa plácida pared de la cual soy fan número uno, hay algo amarillo. 
Entrecierro los  ojos y me levanto en seguida dirigiéndome allí. Son cuatro post-its juntos formando uno solo. En ellos hay algo escrito.

"Lamento haberme ido justo en la mitad de tu sueño, estaba muy, muy interesante. Realmente quería quedarme seguir viéndote babear, pero he tenido que irme. Te llamaré para explicártelo luego.
Siempre tu amigo, Alex".


No puedo evitar sonreir encantada. Dios, como fastidiaba leer la palabra "amigo" viniendo de él. Claro que yo era la primera que la usaba, y claro que había querido tomarme el pelo poniéndola, pero fastidiaba igualmente.
La opresión que sentía en el pecho se ha ido un poco, al menos sé que se ha tenido que ir por alguna cosa especial, no porque se hubiese levantado y hubiese querido irse.
Sé que me gusta estar con él, y lo de ayer noche había sido... increíble. Increible se quedaba corto. Había algo en mi interior, algo increíblemente irracional que le creía y confiaba en él. Pero había otra parte un poco más pequeña que desconfiaba de Álex. Odio los rumores, porque me he visto involucrada en ellos, pero hay tantos de él...
Él me había dicho que era diferente, pero lo que no tenía claro es si eso se lo decía a todas. Si simplemente hacía un papel o si simplemente lo decía de verdad. Miro otra vez los papeles pegados en mi pared favorita y intento decirle a mi parte desconfiada que si está mintiendo, estaba haciéndolo muy bien.

De repente mi móvil suena, corro hacia él y veo un número desconocido para mi.

  • ¿Si? 
  • Soy yo, ¿te he despertado?.- pide él al otro lado de la linea. 
  • No, me acabo de despertar.
  • Juro que he esperado todo lo que he podido para llamarte.- dice y yo sonrío. 
  • ¿Dónde estás?.- digo recostándome entre los cojines sintiéndome como una niña de catorce años. 
  • En la casa de mi tía.- dice él.- Han tenido un problema y me han llamado. Siento haberme ido. 
  • No es nada. ¿Están bien?. 
  • Si...- dice él no muy convencido. 
  • ¿Y tú?
  • Si.- dice más convencido.- Estoy muy bien.- Hace una pausa.- Elena.- empieza.
  • ¿Si? 
  • Sé que igual debería esperar un poco más, pero ¿pensarías que soy un loco obsesionado si te digo que necesito verte otra vez?
  • No, un loco no.- digo yo y el rie.- No te hubiese pedido que te fueras si te hubieras quedado. 
  • ¿Eso es un "estoy loca por ti y quiero estar contigo"?
  • Solo lo primero.- bromeo y noto como él sonríe al otro lado del teléfono. Elena, ¿qué estás haciendo? me digo a mi misma. 
  • Está bien, me daré prisa en terminar... esto. 
  • Más te vale.- digo y colgamos.

Sonrio para mi misma unos minutos mientras miro el techo. Vale, vale vale. Tengo que coger aire. Voy a ver a Alex otra vez y eso me pone especialmente nerviosa. Cojo un conjunto de ropa interior y dos toallas y me meto en la ducha. Me doy una ducha rápida lavando mi pelo con mi champú favorito de melocotón. Me deja el pelo fresco y con un olor cítrico que me encanta. 
Tengo una crisis de armario por un momento, pero al final opto por unos pantalones vaqueros ajustados y una camisa de tirantes blanca. Llevo una rebeca encima obviamente. No es que espere que vayamos a ir a ningún sitio, por mi podíamos quedarnos en esa cama el resto del día. O el resto de nuestras vidas. Como él prefiriese.
Me lavo los dientes a conciencia y peino mi pelo rápidamente. Doy vueltas por la habitación sin saber qué hacer hasta que llegue. Sé que entrará por la ventana como siempre, pero ¿qué debía estar haciendo yo entonces? ¿Leer? Lo intento, pero las palabras carecen de sentido, y me quedo sin saber si la chica al final se queda con el chico malo pero e irresistible. Una buena historia sin duda que debería leer. Aunque no sé si la estoy viviendo.¿Qué haría cuando él apareciese? ¿Sería incómodo? ¿Tendría que mantener una conversación banal de "hola, ¿que tal?" ¿Me haría algún comentario gracioso pero incómodo? Estoy moviendo mi pie a una gran velocidad impaciente, sentada en esa cama que ahora me parece muy incómoda, cuando de repente oigo un ruido detrás de mi. Me giro en seguida impaciente y una sonrisa se dibuja en mi cara al mismo tiempo que en la de él. Entonces, sin si quiera pensarlo, veo que tengo delante la clave de todas mis dudas que, al mismo tiempo, hace que desaparezcan. Me sorprendo a mi misma de la sensación de protección, confianza y comodidad que siento al verle. Como si llevásemos haciendo eso años, y no días. Cruzo la habitación en dos grandes pasos y él suelta las bolsas que lleva consigo justo cuando nuestros cuerpos impactan y nuestros labios se unen. Me rodea con sus fuertes brazos pegándome a él y yo enrollo mis brazos al rededor de su cuello mientras muevo mis labios contra los suyos. Vaya, si que era fácil. Tanto pensar en qué pasaría para esto. No puedo evitar seguir sorprendida. Pero disfruto del momento, con él. 

  •  Vaya,- dice él cuando nos damos un respiro.- esto si que son buenos días.- "Ahí va el saludo" pienso. Tal como había pensado, pero al contrario de lo que creía, no es para nada incómodo. 
  • Buenos días.- digo yo besándole de nuevo. 
  • Si que estás loca por mi, sí.- bromea él sonriendo en mis labios. "Y ahí el comentario gracioso" pero de nuevo, para nada incómodo.
  • Y tú no.- digo yo mirándole sonriéndole.
  • Yo si.- corrige él haciendo desaparecer su sonrisa y besándome otra vez.- ¿Has desayunado?.- pide acariciando mi cara, entrecierro los ojos. 
  • No.
  • Estás de suerte.- dice él cogiendo las dos bolsas con una mano y mi mano con la otra libre. Vamos hasta la cocina.- La panadería ha venido a tu casa. 
  • ¿Por qué has comprado tanta comida?- digo sacando la comida de las bolsas con los ojos abiertos sorprendida por todas las cosas que hay. Hay cosas saladas y dulces. Desde dos bocadillos, hasta una bandeja de pasteles. Tarta con mermelada, coca de verduras. Dios, tengo comida para un mes. 
  • No sabía que te gustaba. Así que decides tú, yo observo y aprendo. 
  • Estás loco. 
  • Era algo serio Elena.- dice él mirándome fingiendo seriedad.- "Le llevaré algo dulce, ¿pero qué? ¿Algo con chocolate? ¿con mermelada? ¿Con crema? Mejor algo salado, ¿pero qué? ¿algo con verduras? ¿Atún? ¿Una empanadilla? Es algo muy duro.- yo rio.
  • Me gusta el chocolate.- digo señalando la tarta de chocolate y las magdalenas.- Pero la mermelada me vuelve loca.- digo mordiéndome el labio mirando la tarta de queso y mermelada. Él me mira sonriendo y coge el trozo de tarta, lo acerca a mi boca y yo doy un mordisco manchándome de mermelada los labios, sonrío mientras me limpio con la servilleta. Él me mira sonriendo y se le forman arrugas al rededor de sus ojos.
  • Esto es lo mejor.- dice él girándose a las bolsas.- Café.- Dice tendiéndome un vaso cerrado con café humeante. Sonrio tragando el trozo de tarta y lo cojo.- Sabía que acertaría al menos con esto.- dice él.
  • Gracias Alex, no hacía falta...- digo de pronto algo turbada por todo lo que hace por mi.
  • Si que hacia falta,- dice acercándose a mi cogiendo mi cara con sus manos.- Nada es suficiente.- dice él y yo cojo su camiseta con mis manos y le atraigo hacia mi.- Creo que a mi también me vuelve loco la mermelada.- dice en mis labios y yo sonrío. 
  • ¿Qué quieres que hagamos hoy?.- digo aun siguiendo muy cerca de él. 
  • ¿Me pides que quiero que hagamos hoy?- dice él mirándome divertido.- ¿Qué ibas a hacer tú?.- pide cambiando la pregunta. 
  • Tenía pensado empezar un trabajo, ir a bailar. Ya sabes, aprovechar el día. 
  • ¿Y yo?- pide alzando una ceja.
  • Tu no entrabas en mis planes. No entrabas en mis planes para nada.- digo suspirando.- Has aparecido así, tan de repente... - digo, y yo sé y él sabe que no me refiero a hoy. 
  • ¿Yo? Tú eres la que ha aparecido en mi vida de sopetón, la que lo ha puesto todo patas arriba.- me acusa.
  • Dejémoslo.- digo alejándome de él. Ahora estoy enfadada conmigo misma por lo que estoy pensando. Porque lo que estoy pensando no es nada bueno, ni para él, ni para mi, ni para nadie. 
  • Lo siento.- dice él cogiendo mi mano.- Creo que lo has interpretado mal.- dice.
  • No,- digo yo.- Lo he entendido. Dame un segundo.- digo dándome la vuelta. No es por su comentario. Necesito solo un segundo.


Normalmente, en esos casos, la gente me deja, deja que lidie con mis demonios interiores yo sola. Siempre. Todo el mundo, hasta Corina. Saben lo que me gusta estar sola, y que si necesito dos minutos para poner las cosas en orden, los necesito sola. Y la gente lo respeta. La gente me deja sola esos dos minutos. Entonces, estoy mirando el fregadero respirando, procesándolo todo cuando Alex coge mi brazo y me gira pegándome a él. Me rodea completamente con sus brazos abrazándome. Yo me quedo inmóvil por un segundo, desconcertada. Pero luego le abrazo apretándole a mi. Y creo que es la primera vez que abrazo a alguien de verdad. Siento que es la primera vez que sé lo que es un abrazo. Alex, me dice que me apoya en silencio, y ha hecho lo que nadie nunca. Ha roto mi espacio de dos minutos, se ha metido conmigo en la burbuja en la que lidio con los problemas. Pensaba que le apartaría, que incluso me enfadaría, pero me doy cuenta de que quiero que esté ahí dentro. Que le necesito ahí dentro. Ni siquiera sabe por qué me he puesto así y me apoya incondicionalmente. Sin preguntas. 
  • ¿Quieres que me vaya?.- susurra aún abrazándome.
  • No.- digo de inmediato.- No te vayas.- digo pegándole más a mi.
  • No me voy a ningún lado.- dice él.- No, hasta que tu quieras que me vaya.

Cuando creo que ya han pasado mis dos minutos, me despego de él. Ha sido rápido con él a mi lado, pero su abrazo se sentía tan bien, que me he quedado más tiempo del que necesitaba. Él me sonrie y besa mis labios suavemente una vez.
  • Iremos donde te apetezca.- dice él.-  Puedes ir a bailar, yo te esperaré.- dice y yo rio apartándome de él.
  • Ni hablar, ya te dije que no.- le recuerdo. Él se acerca por detrás y envuelve sus brazos en mi cintura, roza mi cuello con sus labios.
  • Por favor, estoy muy, muy intrigado.
  • Ya te dejé ver como tocaba el piano.- me quejo.
  • Y no sabes lo que me gustó.- susurra él haciendo que se me ponga la piel de gallina. Sonrio en su abrazo, ¿me estoy planteando que me venga a ver? Suspiro.- por favor.- dice de una manera que no me puedo resistir. Aunque me hubiese dicho que me pusiera desnuda en medio del campus a bailar la macarena hubiese aceptado.
  • Está bien.- digo debilmente noto como se proclama vencedor.- pero dudo que pueda hacerlo.- le advierto.
  • No importa.- dice él besando mi cuello de nuevo.
  • Vale, tienes que parar de hacer eso todo el tiempo o te juro que mi cordura va a fallar en cualquier momento.- le advierto él rie en mi cuello.
  • Está bien, te quiero cuerda. Al menos uno de los dos tiene que estarlo.- dice soltándose y apartándose de mi. Coge uno de los bollos rellenos de crema y le da un mordisco.


  • Pasamos parte de la mañana riendo y hablando. Noto que está ligeramente más distante y aunque me besa y abraza como antes intenta parar los besos que yo intento alargar. 
    A las doce vamos en su coche hasta el sitio donde bailo. Estoy nerviosa. Sé que no voy a ser capaz de hacerlo, pero está tan ilusionado con verme bailar que no le voy a privar de hacerlo. Entramos en la gran sala de baile rodeada de espejos. Él sostiene mi bolsa. Me quedo mirando la sala, imponente. Nada más verla quiero comenzar a bailar, pero está el chico de mi lado, que es algo que me supera. Él me mira sonriente a través del espejo. Suelto un bufido y le arrebato mi maleta.

    - Te odio.- digo desapareciendo.

    No hay nadie en el salón, como me ofrecí a ayudar en las clases de las niñas pequeñas, Madamme Louboit me dio unas llaves, confió en mi muy rápido, yo no lo habría hecho.
    Me pongo las medias negras no muy tupidas y encima el body negro de manga tres cuartos con la espalda al aire. Recojo mi pelo en una cola alta y suspiro en el espejo. Ese conjunto es algo atrevido para lucirlo en una habitación con el chico que está robando mi corazón. No puedo evitar darme cuenta que en mi rostro hay algo nuevo, una sonrisa que antes no estaba y que ahora me cuesta esconder. Pongo nerviosamente detrás de mi oreja un mechón que se ha escapado. Las mayas negras cubren mis largas piernas de bailarina, siento la necesidad de taparlas con algo más. Respiro y salgo entrelazando mis dedos nerviosamente. Él estaba mirando la lista de música hasta que aparezco y clava su mirada en mi. Sus ojos se abren ligeramente cayendo de pronto por mi cuerpo en una mirada lenta y hambrienta. Vuelve a mis ojos y me sonríe.

  • Maldita sea.- maldice en voz baja acercándose rapidamente hasta mi.- No sabía que ibas a aparecer así.- susurra en mi oido, me estremezco.
  • Es el vestuario de las bailarinas Alex.- digo sonriendo.
  • No creo que a ninguna le quede como a ti.- dice él mirándome con deseo. Eso me hace feliz, saber que me desea. Tengo ganas de abalanzarme sobre él y besarle.
  • Acabemos con esto.- digo rodando los ojos haciéndole saber que esta situación me molesta, pero sé que él disfruta con esto. Rie entre dientes. Voy a la barra y él vuelve a los CDs.
  • ¿Qué quieres bailar?.- me pide él.
  • No sé bailar bien, es solo un hobby- advierto.-  Me sé todas las coreografías de esa lista. Así que elige.- digo encogiéndome de hombros.
  • Elige tu favorita.- me pide él. Atravieso la sala y me acerco a él para buscarla, le noto respirar muy cerca y posa su mano en mi cintura, demasiado bajo. Con esa tela todo se nota por duplicado. Ignoro el escalofrió no lo ha hecho adrede, está mirando mis manos moverse entre los CDs, sonrío sin quererlo mientras sigo buscando.
  • Esta.- le tiendo el CD.
  • ¿Dónde quieres que me ponga para no molestarte?.- dice, me giro, tiene una sonrisa y unos ojos un poco tristes. Eso me desgarra el corazón, no quiero que piense que en realidad me molesta. O que lo hago por él y me siento obligada. Me acerco a él y cojo su cara con mis manos.
  • Donde tu quieras.- digo en voz baja.- jamás he bailado para nadie ni delante de nadie. Así que más te vale ponerte en primera fila y mirarlo bien.- digo suavemente y besando sus labios. Él me sonríe en mitad del beso mientras me separo.
  • ¿Nunca?.- dice él sonriendo.
  • Nunca, mi profesora fue la única. Y porque tenia que enseñarme, una vez aprendía la echaba de la habitación y practicaba yo sola. ¿Entiendes ahora por qué estoy nerviosa?.- digo y para dar mas dramatismo a la situación, como no, mi voz tiembla ligeramente al final de la frase. Genial, perfecto. Justo lo que quería. Él me sonríe tiernamente.
  • Soy mejor persona.- dice él, ve la extrañeza en mi mirada y aclara.- Me preguntaste porque me empeñaba en llevarte al hospital yo. - aclara.- Me gusta estar contigo, me haces ser mejor persona.- dice.- Además- mira mis labios.- eres perfecta en todos los sentidos y eso me encanta.- contengo el aliento, está susurrando muy cerca de mi boca.- crees que ayer era mi día de libertad, crees que te llevaba al hospital como si de una obligación se tratara. Pero que no me dejaras ir contigo ayer me volvió loco toda la tarde, pensando que estarías con Tomás.- hace una mueca.
  • Alex.- susurro mirando sus preciosos ojos. Me está debilitando con sus palabras, si no para, pronto tendrá otro pedazo de mi corazón.
  • La noche del accidente.- recuerda él.- Tu dijiste que creías que era buena persona.- dice él riendo.- Creías que era buena persona simplemente porque te había llevado hasta allí para ayudar a mi amigo. Pero al hacerlo, tu no sabes que estaba siendo una de las personas más egoístas de este mundo. Cuando Óscar me llamó para decirme que necesitabas mi ayuda me faltaron piernas para correr hacia ti. Estaba siendo egoista Elena, no pensé en tu amiga, ni en Óscar, solo queria pasar tiempo a tu lado. Aunque luego te dijese que era Tomás el que te llevaría al hospital por él mismo, porque estaba siendo egoista porque te quería, en realidad estaba siendo hipócrita, porque era exactamente lo que hacia yo.- acaricia mi cara con su mano mientras me mira fijamente.- No eres la única que está sufriendo las primeras veces Elena. Me estás  estrenando y llevando por sitios totalmente nuevos para mi, en los que voy totalmente a ciegas y tu eres la que me guia. Estoy asustado, hasta que te veo. Entonces se pasa. Confio en ti.- dice estas ultimas palabras claras y directas. Vale, estoy apunto de llorar. Algo se ha desgarrado dentro de mi, creo que es un trozo de mi corazón que acaba de arrebatarme.
  • Yo también confio en ti.- digo intentando que suenen claras, pero mi voz se quiebra y el me lleva hasta sus labios. Los muevo insistentes contra los suyos y suelto un gemido sollozo. Es el primer beso en el que tengo miedo de verdad. El primer beso en el que tengo miedo de perderle. El primer beso que sé que no quiero que sea el ultimo. El primer beso que sé que, si se va, no voy a ser la misma nunca más. Y eso me aterra, que tenga tanto poder sobre mi. Pero no puedo evitarlo. Mi corazón es el que manda. Nos separamos y el atrapa una lagrima que se ha escapado.- Voy a bailar.- susurro.
  • Bien.- me dice él sonriendo. Me suelta al fin de su abrazo. 

8 comentarios:

  1. Quiero más, más,más,más,más MAAAAAAAAAAAAAS! :D :D

    ResponderEliminar
  2. ¡Ay Geeee!
    Que la va a ver bailar, ais ais aissss. ¿Qué pasará? Tienes que subir el 17 pero ya de ya. No puedo esperar a ver qué sucede entre ellos dos.
    Alex es tan impresionante...ais. Pero no me olvido de Corina, a ver si despierta pronto que no quiero que esté en coma jupeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.
    Genial, Ge, no podría esperar otra cosa de ti^^
    Te amodorooooooooooooo, Annie<3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. GRACIAAAS GEEE. Corina tiene que despertar, en eso estamos de acuerdo. A veces siento que va muy lenta la historia. No sé no sé...
      Muchas muchas gracias Ge, sube tu también el 21porfiii, lo necesitoo <3 Te amodooro

      Eliminar
  3. estoy deseando saber commo acaba ains...
    Marta

    ResponderEliminar
  4. Por favor por favor sube el siguiente capítulo o los siguientes veinte porque esto de ir capítulo a capítulo me está matando!!! No puedo esperar mas! Me encaaantaaaa está historia de verdad que muchas gracias y quiero un Alex en mi vida pero YA!! Estoy super impaciente por saber que va a pasar o sea que por favor sube el siguiente!!!
    Helena

    ResponderEliminar
  5. HOLAAAAA, hoy lo suboo. Lo siento, lo siento, es que apenas tengo tiempo jajajaja.
    Jopeeee, muchísimas Gracias Helena, en serio. Me has puesto contenta jajajaja. Gracias gracias gracias por leerme de verdad. Te lo agradezco, y tus comentarios.
    Un besooo <3

    ResponderEliminar

Los comentarios para un escritor son como los aplausos para un artista.