Capítulo 11

Bueno, aquí está el capítulo 11. Me gusta mucho esta parte de la historia, porque disfruté mucho escribiéndola. Espero que os guste también. La he partido por la mitad porque si no era larguísima. Muchas gracias a todos los que me leéis. En serio, sin vosotros no habría seguido subiendo capítulos. Un beso.

-------------------------------------------------------------------------------

Alex está en silencio mirando la escalera por la que tenemos que subir. Me sudan las manos al pensar que Alex va a estar en mi habitación. Que vamos a estar juntos y solos en un espacio reducido.

  • ¿Tenemos que subir por aquí?.- dice alzando una ceja.
  • Si, es fácil.- digo.- Sígueme.- digo adelantándome.- Te va a costar un poco pero es normal porque...
  • Si tu lo puedes hacer, entonces, obviamente, yo también.- dice con su sonrisa arrogante en la cara.
  • ¿Si?.- alzo una ceja y me aparto haciéndole un gesto para que suba primero.

Él me sonríe y empieza a subir, tendría que haber intuido que sería perfecto hasta en ese aspecto. Obviamente Alex no podía ser patoso, torpe o tener poca coordinación. Ruedo los ojos y le sigo hasta que llegamos a la pequeña cornisa que une mi ventana con la de Corina. Intento con todas mis fuerzas no mirar hacia allí. Paso por el lado de Alex sin mirar esa ventana y abro la mía, la mantengo abierta para que Alex pase.

  • ¿Duermes sola?.- pide mirando la habitación. Agradezco que está ordenada.
  • Sí. Son habitaciones individuales.- me trago que Corina y yo estamos siempre juntas. Me pongo el pelo detrás de la oreja nerviosa y voy al baño.- Voy... ahora vengo.- digo metiéndome en el baño.

Respiro hondo un par de veces, ya ha oscurecido y estoy sola en una habitación con Alex, el único chico en el mundo de hacerme sentir de esa manera. Vale, no pasa nada. Nada de nada. Intento calmarme y apartar de mi mente todas las cosas que estoy pensando que quiero que sucedan. Es solo una cena, una cena entre amigos. Así podría conocerle un poco más. Quería conocerle, pero ¿quería que me conociera? Suspiro hondo. No pienso en nada más o me pondré nerviosa.
Me miro una ultima vez en el espejo y salgo. Alex está sentado en mi cama mirando mis libros de la universidad. Veo que hay una olla en el fuego.

  • ¿Estudias logopedia?.- pide sin levantar la vista. Me siento a su lado en la cama, demasiado cerca, deberá haber medido mejor las distancias.
  • Sí.- digo.
  • ¿Por qué?.- dice mirándome, nuestras caras están muy cerca. No me esperaba esa pregunta.
  • Es una larga historia.- digo girando la cara. No quiero ver sus ojos, ni que su aroma me aturda.
  • Tengo toda la noche.- dice él y sé que sonríe.
  • Vale, entonces no me apetece contártela.- digo levantándome y el ríe.
  • Vaya, ¿no vas a contarme esto? Sabía que tenias secretos, y esta era la pregunta más fácil de las que me había preparado.- dice mordiéndose el labio. Y yo miro su labio. Sigo mirando su labio.
  • ¿A qué te refieres?- Digo mirando su labio que se estira en una sonrisa. 
  • No soy idiota, sé que pasa algo, que tienes o has tenido problemas. No pensaba que tampoco querrías contarme por qué estudias tu carrera.
  • Tú no sabes nada.- digo arrebatándole el libro de texto. Ahora me parece mala idea que esté allí.
  • Eh, lo siento.- dice levantándose y acercándose a mi. Pero me toca. Afortunadamente, o desafortunadamente. Depende de la parte de mí a la que le pidas.- Era una pregunta estúpida, no quería preguntar nada personal por esta razón.
  • No.- digo negando, el "lo siento" correspondiente no sale.- Es sólo que no me gusta esa pregunta.
  • Está bien.- asiente él. Nos quedamos mirándonos e inquieriéndonos en silencio. Yo también sé preguntar si es a lo que quiere jugar. Me estoy empezando a perder en sus ojos cuando mi teléfono vibra encima de mi mesilla. Me sobresalto y Alex lo alcanza para dármelo, sin apartar la vista de mi.

Lo cojo y me giro suspirando, me paso una mano por el pelo. Eso no ha sido buena idea, va a ser una noche intensa. No me doy cuenta de que he descolgado el teléfono y de que debería haber hablado. Noto a Alex detrás de mi.

  • ¿Elena?.- dice una voz, no la reconozco al instante. Entonces mi mente vuelve a la realidad, podría ser del hospital.
  • Si.- digo pero casi no se ha oído.
  • ¿Estas bien?.- dice la voz, es Tomás, no puedo evitar decepcionarme. Noto como Alex va hacia la pequeña cocina que está dentro del salón y empieza a hurgar por la nevera.- No has venido a psicología desde que te llevé al hospital.

    Que de hecho,- Pienso-,fue hace sólo dos días.

  • Si, estoy bien.- afirmo.- Solo que...
  • Intentabas evitarme.- dice él.
  • ¿Qué? No.- niego enérgicamente.
  • No pasa nada. Lo entiendo.- dice él comprensivamente.- A mi tampoco me apetecería estar con gente. Vi como estuviste el otro día en el hospital. Sé que ir con gente no debe ser agradable. Incluso fuera del hospital. Entiendo que no quieras ver a nadie. Incluso a mi.- dice y yo me muerdo el labio, pues ahora mismo estoy con Alex en la misma habitación.
  • Lo siento.- Alex se gira de inmediato y me mira. Yo me giro dándole la espalda para no verle.
  • No te disculpes.- dice él rechazando mis disculpas.- Pero Elena, si necesitas cualquier cosa. En serio, puedo llevarte otra vez, ya sabes que quiero ayudar. Tú y yo somos amigos.- Veo como Alex me mira divertido, como si pudiera oír la conversación. Me siento en el sillón agotada y suspiro.
  • Claro, de hecho me vendría bien que fuésemos mañana, si te parece bien.- evito la mirada de Alex, algo ha cambiado, ya no sonríe. 
  • Claro.- dice demasiado entusiasmado Tomás.- Claro,- repite.- ¿después de clase?
  • Si, supongo que en clase nos veremos.- digo resignada, sabiendo que si me va a llevar tendré que ir a esa odiada clase.
  • Está bien, si necesitas cualquier otra cosa llámame, me siento ofendido que hayas confiado antes en Alex que en mi.- dice y la sangre se me hiela de repente.
  • ¿Qué? ¿Cuándo?.- titubeo.
  • Las veces que te ha llevado.- Explica. Y yo me relajo. Esas veces.
  • No confié en él antes que en ti, él se vio involucrado en esto por motivos ajenos, no por mi.- digo y no sé que hago dándole explicaciones. De repente estoy enfadada con Tomás.
  • Me lo imagino, Alex no es de los que se involucran así porque si.
  • Ya.- digo sin más deseando colgar. Tampoco es para que ahora me diga lo que ya sé sobre él.
  • Bueno... te veo mañana Elena.- dice.- Descansa.
  • Igualmente.- digo colgando antes de que diga algo más.

Pobre Tomás, es buen chico y yo le trato fatal. Pero a veces simplemente me saca de mis casillas. Corina me reñiría. Una punzada de nuevo. Miro a Alex desde mi asiento, tengo vista directa a la barra en la que está detrás.
Está removiendo algo con la mandíbula tensa, ¿qué le pasa a este ahora?

  • Era Tomás.- digo por decir algo, él no se inmuta.- Mañana me llevará al hospital- digo sonriendo, por hacer algo simplemente. Sonrío automáticamente, casi sin pensarlo. Estoy entrenada.- Así no te verás obligado a compadecerte de mi.- digo, esperaba que mi super sonrisa ensayada suavizase las cosas. Pero él me mira, y hay desesperación en su mirada.
  • Eres muy cabezota ¿verdad? No sé cuantas veces te lo he repetido ya...- murmura esto ultimo más para el que para mi.-A veces creo que no me escuchas realmente. Que simplemente vives las cosas desde otra dimensión.
  • ¿Qué cocinas?.- digo recostándome en el sillón, deseando cambiar de tema y que vuelva el brillo a sus ojos. Ya pensaré en los jeroglíficos que va soltando luego.
  • Macarrones. No te voy a decir lo que llevan, pero seguramente por los pocos ingredientes que tienes en tu nervera, no te costará mucho adivinarlo. No me has dejado demasiado con lo que jugar.- dice él divertido. Me relajo al ver que ya está de mejor humor.
  • Soy una universitaria, lo que quiere decir que no me sobra el dinero para nada.- digo.
  • ¿Y el poco dinero que tienes en qué lo gastas? Porque en comida no.- rio.
  • Compro lo básico, huevos, leche, arroz y pasta. No necesito nada más.
  • Hidratos de carbono todo.- dice él.- cualquiera diría que te alimentas de eso.- dice mirándome de una manera que hace que me quiera tapar con un cojín. Me sonrojo mientras él se gira para echar lo que sea al fuego.
  • Lo ahorro.- digo y él me mira.- El resto del dinero, lo ahorro.- explico.
  • ¿Para qué?.- pregunta vacilante. No respondo de inmediato.- ¿Terreno fangoso?.- pide él alzando las manos en signo de rendición.- ¿Lo usas para poder pagar a los sicarios que contratas para que te quiten a gente pesada como Tomás de en medio? ¿O para comprar cachorritos que te encargas de matar luego? Porque si es así no me lo digas.- me río fuertemente. Y él sonríe.
  • Nada de sicarios ni de cachorritos. La mitad me lo guardo, para pagar cosas... y el resto lo dono.
  • ¿Lo donas?.- dice él y se para de repente.
  • Sí. No es mucho, pero algo es algo. Ongs, protectoras, cruz roja...- él me mira entre una especie de fascinación y de adoración. Me encojo de hombros.
  • En la universidad hay un programa de voluntariado.- dice él.
  • Sí, lo sé. Me he apuntado, pero no he podido ir mucho aún.- digo.
  • Es increíble.- dice sonriendo mientras remueve la salsa.

Hay un momento de silencio. Él sirve los platos y yo me levanto. Me siento en el taburete de al lado de la barra y él se sienta enfrente de mi. Creo que me va a dar un infarto de tenerle tan cerca.

  • No están mal.- digo quitándole importancia mientras mastico, la verdad es que están buenísimos, ni siquiera sé cómo los ha hecho con las cuatro cosas que había en mi nevera.
  • Están buenísimos y lo sabes.- dice él rodando los ojos. Me sonríe.
  • Vale, puede que estén buenos.- digo dando otro mordisco.- Ahora me toca a mi.- digo seria de repente.
  • ¿Qué te toca?.- dice él.
  • Saber de ti, tu ya sabes más cosas de mi que yo de ti. 
  • No todo lo que me gustaría. 
  • Al menos sabes que no soy una asesina en serie. Estás en mi casa, y no me gusta meter a gente que no conozco. Podrías ser alguien peligroso. Así que solucionemos eso.
  • Tú has dormido en mi cama y no te hice un interrogatorio.- Me sonrojo al recordarlo, y al oírselo decir con tanta soltura.
  • Pero eso es diferente, tu duermes con cualquiera.- su cara se crispa.- Lo siento.- digo. 
  • No pasa nada, es verdad.- Su crispación se ha ido tan rápido como ha venido. Me pregunto si lo he imaginado.
  • Tranquilo, mis preguntas son fáciles y sencillas. Sólo es para eso, asegurarme de que no vas a asesinarme esta noche y enterrar mi cuerpo en algún descampado. 
  • Lees demasiado a Stephen King.- Dice y yo me quedo sin hablar por un segundo. Me giro mecánicamente para ver si hay algún libro suyo a la vista. No, no he traído ninguno aquí. Me aclaro la garganta y sigo.
  • Iré de menos a mas.- Digo buscando su mirada de aprobación, aunque tampoco es que vaya a hacerle caso si se niega.
  • Pero no lo hagas tipo interrogatorio, hazlo con delicadeza. Estoy cenando.- Dice enseñándome su tenedor.
  • Está bien. Seré agradable.- digo rodando los ojos.
  • ¿Puedo pasar si alguna no me gusta?- pregunta.
  • Puedes pasar tres preguntas.- digo pensándolo rápidamente. El ríe.
  • Tres son pocas.- dice sonriendo pícaramente.
  • Suficientes.- digo. Mi corazón late rapidamente cada vez que me sonríe de esa manera.- Venga, empiezo.
  • Sé buena.- dice haciendo un puchero. Le sonrío ampliamente.
  • ¿Cuál es tu apellido?.- pido, aunque ya lo sé. Él niega con la cabeza, mi boca cae abierta de par en par. ¿El apellido que sé es falso? No puede ser, todos lo conocen con ese apellido.- Pero si es la más fácil.- digo desesperada.- ¿Te apellidas Bin Laden o algo así?.- el suelta una carcajada que dura un rato.
  • Era broma.- dice aún riendo.- Saenz, Alex Saenz.
  • Ya lo sabía, solo te probaba.- digo con una sonrisa. 
  • ¿Color favorito?.- pido y el rueda los ojos.- son mis preguntas, respétalas.
  • El verde. El verde de tus ojos.- dice seriamente, trago saliva y aparto la mirada de él.
  • ¿Qué estudias?.- digo rápidamente cambiando de tema.
  • Espera, tengo que comer. Me va a dar una indigestión si como tan rápido.- dice comiendo y bebiendo agua. Luego me sonríe.- Tú también deberías comer.- dice señalando mi plato. Estoy tan concentrada que no como, le ignoro. No sé si lo hace para despistarme y ganar tiempo para pensar. No lo conseguirá.
  • ¿Y bien?- digo impaciente.
  • Derecho.- dice.
  • ¿Derecho?.- es la última carrera que podría verle capaz de estudiar.
  • ¿Esto cuenta como pregunta?.- dice divertido.
  • No, es una pregunta retórica digo pensativa.
  • Ya...
  • ¿Por qué?.- pregunto y él me mira seriamente, ¿se está planteando pasar de la pregunta?
  • Quiero ser abogado social. Casos de divorcio. Niños, custodias. Gente con problemas. Ya sabes.
  • ¿Por qué?.- digo sorprendida, dentro de esa carrera no es que sea la mejor opción.
  • Para ayudar. Quiero ayudar a la gente que no puede. Quería estudiar una carrera que me sirviese para ayudar y elegí esta. Podía haber cogido medicina, fisioterapia cualquier otra, se me dan mejor los números.- explica.- pero simplemente... cogí esta. Porque sí, porque cogí esta.
  • Vaya.- murmuro embelesada, es buena persona. Sonrío sin poder evitarlo y él me mira extrañado, pero luego sonríe. -¿Con cuántas chicas has estado?.- pregunto y abro los ojos cuando me doy cuenta que he hecho la pregunta en voz alta. Oh Dios mio. El me mira sorprendido y diría que un poco... ¿incómodo?
  • No tantas como se dice. Más de dos, menos de mil.- dice sonriendo. Pongo los ojos en blanco y sonrío incómodamente.
  • ¿Te llevas bien con tus padres?.- pido y algo en su cara cambia.
  • Paso.- dice dedicándome una amplia sonrisa. Asiento mordiéndome la lengua para replicarle.
  • ¿Tienes hermanos?
  • Paso.- repite y esta vez no sonríe en absoluto.
  • Bien.- digo pensando. Tengo miles de preguntas más.
  • ¿Por qué la gente habla mal de ti?
  • Porque se lo permito, supongo.- dice encogiéndose de hombros.
  • ¿Por qué se lo permites?
  • Porque me da igual lo que la gente hable y opine.
  • No de Óscar.- el sonríe.
  • Me da igual lo que la gente hable y opine de mi. Cuando lo hacen de la gente que me importa, puedo ser muy malo.- corrige sonriéndome maliciosamente.
  • ¿Has tenido alguna vez novia?.- pregunto.
  • No.- dice alzando las cejas.- Ya te lo dije, no he sido chico de compromisos.
  • Ofreces diversión y pasar un buen rato ¿cierto?.- digo alzando una ceja, él sonríe. Me doy cuenta entonces del pasado que ha usado.
  • Ahora, a lo mejor más que eso.
  • ¿Has ampliado tu oferta?.- pido.
  • Si, peros solo para clientes especiales.
  • Vaya. No es para todo el mundo.- murmuro sonriendo.
  • No, es exclusivo.- dice y me pierdo sobre lo que estamos hablando, el sonríe.

Podría pasarme la vida viéndole sonreir. Me estoy empezando a plantear que esa cena es algo malo. He conocido más cosas sobre él y he pasado más tiempo con él. Siento una extraña cosa en mi interior ahora mismo.

  • ¿Por qué te empeñas en llevarme al hospital? ¿Es algo como culpabilidad? ¿Altruismo? ¿Sientes lástima?.- algo en su mirada me dice que no es una buena pregunta. Me mira y puedo ver la tristeza en sus ojos.
  • Paso de esa pregunta.- dice cogiendo su plato y dándome la espalda.


4 comentarios:

  1. Dios. Que interrogatorio. Es genial, ¿que ocultara Alex? ¿Y Elena? Aiiiiiis quiero mas!
    Un besoooo, Ge.
    Annie Everdeen<3

    ResponderEliminar
  2. fhdkjlashfkjlhdskjfhdskjahfkldsfhdskjncvmx, ME MUEROOOOOO me encanta todo! estoy enganchadisima y necesito que continues YA!!!!!!!! me tiene intrigada si pasara algo con lo del balet y alex.. me encantaria que la viera y le recordara a alguien! igualmente, es solo una idea, escribes genial y no la necesitas! pero porfavor cuelga ya el otro o me dara un infarto :'( un capitulo largo pls! muchos animos con todo esto, es magnifica tu idea.
    -M.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡No me digas esas cosaaaaaaaaaaaaas! Muchas gracias M, me encanta recibir estos comentarios (y también me gustarían aunque fuesen críticas) Sí, necesito ideas ideas porque tengo que cambiar algunas cositas jajajaja Muchísimas gracias otra vez, en serioooo.
      Un beso muy muy grande <3

      Eliminar
  3. AWW!! enserio me encnta, me he leído los últimos capítulos del tirón. Alex es asdffgjl y Tomas un poco plasta... Jajajajajjaj siguelaaaa :))))

    ResponderEliminar

Los comentarios para un escritor son como los aplausos para un artista.