Capítulo 7



Me despierto con náuseas. Me lleva un segundo ubicarme y pensar en los minutos o horas previos. No sé cuánto tiempo he estado desmayada. Noto una corriente por mi brazo, bajo la vista, Alex me está cogiendo la muñeca y diciendo algo. Me concentro en escucharle, tiene el ceño fruncido de preocupación, no puedo oírle. Coma. Coma. Coma. Coma. Se repite en mi cabeza. Estoy preocupada, no oigo nada mas, ni siquiera la voz de Alex, que está a escasos centímetros de mi.
Me llevo una mano a la boca mientras sollozo sin darme cuenta, estoy sentada en la cama. Sollozando. Respiro con dificultad y Alex se pone a mi altura quitándome la mano de la boca. Sigo sin oírle, no oigo nada. ¿Me he quedado sorda? Intento calmarme, tengo que salir de allí. No puedo asimilar nada. ¿Coma? Vuelvo a soltar un sollozo. Es imposible, Corina no puede estar en coma. No puede ser. Niego con la cabeza. De pronto Alex coge mi cara con sus manos y me habla. Intento centrarme en su mirada, quiero que esto acabe ya. Quiero despertarme.

  • Elena.- dice él preocupado ya. Puedo oírle. Le miro reconociéndole de inmediato y él se relaja ligeramente.
  • No.- niego.- no puede ser.- digo llevándome una mano a la boca de nuevo.

Mis ojos se inundan en lágrimas. Él me atrae hacia el para abrazarme, estamos a al misma altura porque estoy sentada en la camilla. Él me abraza y yo simplemente sin fuerzas apoyo la cabeza en su pecho mientras sigo llorando.

  • Tranquilízate por favor.- me ruega el dulcemente aún abrazándome. Mis sollozos se hacen mas audibles.
  • Quiero verla.- digo cuando consigo controlar mis sollozos un poco. Hipo a causa de llanto. Él se separa de mi ligeramente y me mira.
  • ¿Estas... segura?.- dice y yo asiento.- bien.- dice suspirando. Coge mi mano y bajo de la camilla.

Andamos poco a poco hasta el pasillo, él me agarra fuertemente de la mano, porque sé que tiene miedo de que me desmaye de nuevo. No lo haré. En el suelo al salir, veo a Óscar llorando sobre sus piernas. Siento compasión por un segundo escaso. Sigo andando, pues Alex se ha parado.
Oigo un pitido al entrar en la habitación de Corina, la veo envuelta en una sábana en el centro de la habitación. Parece que está dormida si ignoro los múltiples cables. Me apresuro hacia ella y comienzo a llorar. Alex se queda en la puerta, dejándome espacio. Me lanzo a la camilla y cojo su mano sentándome en la silla que hay al lado. Toco su cara y veo la maquina que representa sus latidos. Entierro mi cara en su mano y lloro.
No sé cuánto tiempo estoy ahí. Pero, cuando me giro, veo que Alex no está allí. Seguramente está aburrido de estarlo. Las lágrimas que he guardado durante trece años salen todas. Corina es mi mitad, es mi mejor amiga, es más que eso. Y no está. Está aquí, le estoy cogiendo de la mano, pero no está. Sin ella mi vida no tiene sentido, ella es la que siempre me da fuerzas. Cierro los ojos de nuevo aún cogida de su mano. Y lloro más. Quiero que se me sequen los ojos, pero eso no llega.


  • Cori.- digo en un llanto, le toco la cara, está pálida debajo de esa máquina que la ayuda a respirar. - No me hagas esto por favor.- suplico.- eres todo lo que tengo.- digo llorando. Sé que estoy sonando patética, pero es la verdad. Agarro su mano con fuerza pero la aflojo porque no sé si le hago daño.- No me dejes Corina por favor.- repito.- no me abandones, vuelve.- digo cerrando los ojos.- vuelve.- suplico en un susurro.

Alguien me toca suavemente el hombro. No hace falta que me gire para saber quién es.

  • Elena.- susurra.- Tenemos que irnos, mañana podrás volver.
  • No puedo.- digo sin fuerza, no quiero dejarla sola. Siempre juntas recuerdo. Recuerdo el tatuaje y no puedo evitar llorar, no puedo dejarla aquí sola.
  • Necesitas dormir. No nos dejan estar aquí además. Necesitas pensar Elena.- dice él.- Mañana te vuelvo a traer, pero deja que te lleve a casa a dormir.- levanto la vista y asiento ligeramente, me inclino hacia mi mejor amiga y le doy un beso en la frente. Le prometo en silencio que mañana volveré.
  • Perdonad, pero debéis...- dice una enfermera.
  • Ya nos vamos.- gruñe Alex cogiendo mi mano, la enfermera se queda sorprendida, puede que por lo perfecto que es Alex, puede que por lo brusco que ha sido. Puede que ambas.

Alex me arrastra por los pasillos, noto que Óscar empieza a seguirnos cuando pasamos por delante. Alex no se gira para comprobarlo. Aún me siento extraña, aún no me lo creo. Intento no pensarlo, me dejo llevar por Alex y entro en el ascensor, ni siquiera noto la presencia de Óscar.

  • Elena...- empieza Óscar. No puedo ni mirarle.
  • Ahora no Osc.- dice Alex suavemente.

Me vuelve a coger de la mano cuando las puertas se abren. Es raro, pero me siento segura cogida de su mano, siento que su mano me impide flotar, me mantiene en tierra. Se la agarro más fuerte deseando que no me la suelte, pero lo hará. Seguro que está deseando librarse de mi. Llegamos al coche y Óscar se sienta mecánicamente en el asiento del copiloto, veo que duda por si ha hecho mal. Pero el tiene más derecho que yo de estar ahí. Ademas no me apetece estar sintiendo esa sensación durante media hora.
Alex me gira para que le mire, estoy de espaldas al coche y muy cerca de él. Retira mi pelo ligeramente de mi cara poniéndomelo detrás de la oreja.

  • Sé que estás preocupada.- dice el en voz baja.- Te prometo que mañana volveremos.- dice y yo solo puedo asentir con dificultad. Mi corazón late deprisa por su cercanía.- Tu amiga estará bien, he hablado con los médicos, pero mañana hablaremos los dos con ellos.- me encojo ante la palabra los dos. No suena tan mal a pesar del drama.
  • Vale. Gracias.- susurro sin voz, pero estoy agradecida de verdad.

Él asiente y me meto en el coche mientras me abre la puerta. La cierra detrás de mi y apoyo la cabeza en la ventana. Intento no dormirme, no quiero hacerlo.
Alex rodea el coche y no vacila en arrancarlo. El silencio reina en el coche, tampoco es que me incomode. Empiezo a pensar que tengo que llamar a sus padres, mi corazón se acelera de nuevo. Tendría que darles malas noticias. Tengo que llamarles ya. Me revuelvo en el asiento. No me perdonarán si lo hago al día siguiente. Aunque, ella tiene problemas con sus padres recuerdo. Tendría que llamar a su abuela para recibir una buena reacción. Decido dejarlo pasar. Son las cinco de la mañana y no haría mas que empeorarlo.

  • ¿Adónde vamos?.- pido cuando veo que no coge el camino a mi casa.
  • No puedo conducir mucho más. Hay una habitación libre en casa. Puedes dormir allí.- dice Alex. Frunzo los labios, no me agrada la idea de dormir en la misma casa que Alex. Bueno, miento. Me agrada, lo que no me agrada es el sentimiento que recorre todo mi cuerpo al pensarlo. Me mira por el retrovisor esperando que me queje.
  • Está bien- digo sin fuerzas. El frunce el ceño y deja de mirarle.


Llegamos a su casa, bajo del coche sin esperar a que Alex me abra la puerta. Andamos hasta la casa, Óscar parece que está ido, me pregunto si doy la misma imagen. Siento la necesidad de decirle que está todo bien, que no se sienta mal, pero se lo merece. Al menos pasar una noche, aunque no sea por lo mismo que yo por lo que sufra. Que la culpa le consuma una noche no le hará mal a nadie. Mañana le libraré de ella y podrá seguir con su vida. Alex me guía por la casa y subimos las escaleras, Óscar se va hacia la cocina. 

Alex abre una puerta, todo está oscuro. Abre la luz, hay alguien en la habitación. Se remueven en la cama. Veo pelo de chica y un chico sin camiseta que entrecierra los ojos.

  • Hostia Alex, tíratela en otro sitio.- se queja el chico. Alex cierra la puerta, tiene la mandíbula tensa.
  • Lo siento.- dice Alex mirándome. No digo nada.

Suspira. Seguramente no sabe donde meterme.

  • Puedo dormir en el sofá.- digo.- de todos modos dudo que vaya a poder dormir algo.- me muerdo el labio.
  • De eso nada, ese sofá es asqueroso, no dejaré que duermas allí.- dice negando.- Ven.- tira de mi brazo hacia otra habitación. Supongo que es la suya.- Es mi habitación.- dice abriendo la puerta.

No hay demasiadas cosas allí. Una cama con sábanas blancas y una colcha. Una mesilla. Un escritorio pequeño y un par de libros sobre el. Una ventana enorme esta detrás del escritorio.

  • Creo que prefiero dormir en el sofá.- digo frunciendo los labios y dándome la vuelta. A saber con cuantas chicas se ha acostado en esa cama. Solo de pensarlo me pone enferma. El tira de mi brazo y me acorrala contra la pared.
  • No es lo que piensas.- dice en un murmuro.- Nunca nadie excepto yo ha estado en esa cama, ni siquiera en la habitación.- dice con el ceño fruncido. Mi corazón late fuerte en mi pecho, puedo notarlo. - no dejaría que durmieras aquí de haber sido así.- dice y yo no puedo evitar encogerme por sus palabras.
  • Bueno...- digo.- por eso mismo, si nunca nadie ha dormido aquí...- empiezo.
  • Déjate de cháchara.- dice tirando de mi.- necesitas dormir.

Cierra la puerta detrás de nosotros, y yo me quedo allí sin saber qué hacer exactamente. ¿Va a dormir el allí?

  • ¿Dónde vas a dormir?.- digo alzando una ceja mientras el abre las sabanas que ya están deshechas. El me mira y sonríe.
  • En mi lado de la cama.- ve mi cara y sigue.- no pretenderás que vaya a dormir yo en algún otro sitio que no sea este ¿no? Me esforzado toda mi estancia aquí para que este sea el único lugar casto y puro, así que no me moveré. Mueve tu culo hasta aquí Elena.- dice.

Me muevo y rodeo la cama sentándome a su lado. Me tumbo no muy convencida, dudo que vaya a intentar algo. Estamos cansados y sabe que no es un buen día para mi. Me relajo metiéndome entre las sábanas. No me lo puedo creer, también huele a él. Le doy la espalda y me alejo lo más posible de él. Y ninguno de los dos dice nada.
Pasa más de media hora, no puedo dormirme. Pienso en todo, pienso que no es posible, pienso en la reacción de su abuela. Pienso en mi, pienso en ella. Quiero que se despierte. Quiero hablar con los médicos para que me digan que es lo que le pasa exactamente.
Si hay probabilidades de que despierte, que despierte sin lesiones. Pero ¿y si no despierta? Noto que los ojos me escuecen y no puedo evitar llorar. Es bochornoso  pero intuyo que Alex ya está durmiendo, así que me permito echar unas lágrimas en silencio.
Noto que se mueve a mi lado y contengo la respiración, se ha alzado sobre mi y suspira. Genial, encima que me deja quedarme en su casa ahora no le dejo dormir. Seguramente me pedirá que me vaya al sofá a dormir y le deje descansar en paz.
Entonces hace algo que no me espero, rodea mi cintura con su brazo y sin dificultad me lleva hasta él. Intento moverme lo menos posible, no estoy respirando. Me abraza desde atrás, le noto pegado a mi espalda. Millones de corrientes eléctricas recorren por todo mi cuerpo. Se acomoda y yo me quedo acurrucada en su espalda. Tampoco me espero la sensación de alivio que experimento, la sensación de protección y alegría. En cierto modo hace que lo malo no parezca tan malo. Respiro con normalidad de nuevo y cierro los ojos. Puedo dormir.



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